Qué puedes encontrar…

El restaurante ruso más antiguo de Madrid, abierto desde 1969. Lleno de encanto con una decoración que nos recuerda a Doctor Zhivago. Cortinajes de terciopelo, candelabros de cristal, chimeneas, espejos en las paredes, papel adamascado, luz tenue… Resulta perfecto como restaurante romántico.

Ensaladas típicas como Gran Duquesa con ahumados, verduras y esencia de naranja y limón, la de remolacha, pepinillos, patata y cebolla o la clásica rusa con jamón y pollo. Entrantes como el Coktel Chatka de cangrejo ruso, gambas y aguacate en salsa Tatiana o los arenques Davidov marinados con ensalada, patata y cebollino. Entrantes calientes como la cazuelita de setas con nata, bacon y huevo o los Huevos Roscoff, que están gratinados y rellenos de gambas. De principal, no pueden faltar los típicos blinis con caviar, arenques, salmón… Y las brochetas que se llaman shaslik o los blínchiquis que son como creps. Hay filetes rusos (lógicamente;) con salsa strogonoff o salsa a la pimienta y las estrellas más populares de la gastronomía rusa, Strogonoff Imperial (tiras de solomillo en crema y champiñón), el pato Chekhov y el steak Tartar.

Los postres también son estupendos con un sorbete de limón con vodka, un crep de requesón, naranja y miel o una crema de frambuesas al vino, por ejemplo.

Podéis pedir los platos sueltos o animaros a elegir algún menú degustación.

Lo mejor…

Su ambiente evocador, nostálgico, de película rotunda.

Siempre hay una pega…

Hay que reservar.

Apunte Yosílosé…

Para ver si eres un auténtico cosaco, puedes animarte y decidirte por beber vodka frío en vasos pequeños e, incluso, para los más valientes, comer con él.

¿Te has quedado con ganas de conocer más sitios chulos? Tenemos un especial con Los mejores restaurantes de Madrid, entra y disfrútalo.