Nos crecen los enanos ¡vivan los uniformes!

Uniformes escolares

Hoy, desde aquí, quiero hacer un pequeño homenaje al «odiado uniforme del colegio». Mi hijo ha pasado este año a la Universidad (Dios mío, que mayor…) y lo primero que ha desaparecido ha sido el «maldito uniforme».

Pero… ¿qué nos queda ahora? Todos los días tiene que cambiar el modelo, muchos días no encuentra lo que quiere a primera hora de la mañana, empieza a estar harto de su ropa (esa que antes tanto le gustaba) y se comienza a escuchar la temida frase…»es que no tengo nada que ponerme».

En definitiva, poco a poco vamos pasando del «maldito uniforme» al «bendito uniforme» (Yo lo tenía claro, el que está cambiando de opinión es mi hijo 😉

El uniforme no solo es práctico sino que también es un ahorro pues, para ir con ropa diferente y no aburrirse, necesitamos un verdadero presupuesto. Cuando era pequeño, a mi me daba la vida dejarlo todo preparado la noche anterior sin tener que pensar más de dos segundos. La única tragedia era que no hubiese polo limpio;) Pero eso no es nada si lo comparamos con el drama de estar pensando o probándose varios modelos a las 7:30 de la mañana.

Esas ventajas domésticas del uniforme creo que son incontestables, pero es que, además, para mi el uniforme tiene más ventajas de índole educativa. A saber…

  • Les ayuda a ser más austeros, realmente saben que no se necesita tanto.
  • Les ayuda a ver a todos por igual, dejan de etiquetar a los compañeros.
  • Se acostumbran a que no pasa nada por no estar lo libre que te permite un chandal.
  • Perciben claramente lo que deben y que no deben llevar a los sitios.
  • Experimentan que sufrir un poquito de calor no mata a nadie
  • Aprenden a que lo que se pierde deben buscarlo.
  • Les permite sentirse más piña en las excursiones, les da una identidad.

Son muchas más las ventajas del uniforme. Es posible que, al principio te suponga un desembolso mayor que hacerte con ropa de Primark, pero a la larga (y más cuando los peques dejan de ser tan peques y se acercan a la adolescencia) compensa tanto económica como educativamente (y espiritualmente para los padres supone un descanso, algo menos por lo que pelear;)

En definitiva, como sospechaba y este año he comprobado en propia carne… ¡bendito uniforme!

Myriam de yosilose.com

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