La socióloga Alicia Aradilla analiza el periodo de mayor consumismo del año tras las Navidades y da los mejores consejos para comprar con conciencia.
Las Navidades es la celebración familiar por excelencia, y al mismo tiempo es uno de los momentos de mayor consumo del año. Pero no sólo de consumo material, sino otro tipo de consumo invade estas fechas:
“Comienzan siendo un consumo emocional, reencuentro de los miembros familiares, celebraciones repartidas en distintos hogares. Es el momento en que hacemos mayor esfuerzo para volver a reunirnos en una mesa. Así comenzamos, consumiendo emociones a través de estas experiencias. En ocasiones emociones deseadas, en algunas ocasiones nos conectamos con nuestros recursos y capacidades en inteligencia emocional. En otras, más que para vivir, para sobrevivir a las emociones que evitamos.” Afirma la socióloga Alicia Aradilla.
“En el consumo emocional juegan un papel primordial las expectativas personales y de nuestra familia como sistema, que cumplidas se asemejan a felicidad, e incumplidas desembocan en frustración o impotencia. Un nutrido racimo de emociones aflictivas, que a veces nos permitimos expresar y otras veces, paradójicamente hacemos todo lo posible para esconderlas o disimularlas.
Así la Navidad con su pequeño toque de responsabilidad familiar e incluso obligación se convierte en una oportunidad inigualable de desarrollo personal donde la comunicación asertiva puede ser nuestro gran aliado.
Pasados los días de consumo emocional intenso a través de las distintas experiencias familiares, la recta final navideña concluye con el consumo material. Regalos para todos, aunque no todos comprados desde el mismo estado emocional, de nuevo transitamos de la ilusión hasta la obligación pasando por todo un surtido de motivaciones, como quedar bien, mostrar amor o simplemente mostrar nuestra capacidad económica.
El broche final del consumo emocional se cierra con las rebajas. El momento de los autoregalos, los caprichos, o el acceso a lo inaccesible el resto del año para uno mismo.
Las rebajas nos ofrecen dos grandes caminos, aunque en medio, por supuesto, existen muchos senderos. Del camino de la Avaricia al camino del consumo consciente.
De La Avaricia, tildada por décadas como un pecado capital que alude deseo a la posesiones materiales, al consumo consciente, que tiene en cuenta el máximo de aspectos relacionados con su producción como las condiciones laborales, el trato al medio ambiente, la geopolítica…”
Descubre los puntos claves de la experta para controlarnos en esta época de consumo y realizar un consumo consciente:
-Preguntarse es básico: Cuando este enero acudas a las rebajas , hacerte algunas preguntas contribuirá a saber en qué lugar de la escala está tu consumo, por ejemplo: ¿Dónde se ha producido este producto? ¿Qué requisitos éticos cumple la empresas.
– Más allá del precio: Cuando creemos encontrar esa ganga, es importante preguntarse el precio económico que yo no pago, quién o qué lo hará por mi… ¿El medio ambiente, el trabajador que lo produjo?
-Desde una mirada sociológica, otro gran indicador será si lo que compramos nos aporta “valor simbólico o valor de uso”, por ejemplo, el primer reloj nos aporta el valor de uso, una vez hemos cubierto ese uso, el resto de relojes solo aportaran valor simbólico. Así con tantos y tantos productos que acumulamos.
-La gran pregunta: ¿Cuántos pares de zapatos tenemos en el armario?, ¿Cuántos complementos, como pendientes, pulseras, colgantes, etc? Realmente ¿necesito este producto? Sencilla pregunta de compleja respuesta, respuesta para uno mismo. ¿Qué sentido tiene hacer trampas jugando al solitario? ¿Qué necesitamos realmente?
– Consejo como gran recurso: Intercambiar unidades de medida. Intercambiar dinero por tiempo. Aquello que vas a comprarte ¿cuánto tiempo de trabajo te costó reunir ese dinero? ¿Qué precio emocional tuvo para ti y tu familia el tiempo laboral que no dedicaste a otras áreas de tu vida?
Las rebajas son una gran tentación para la avaricia y una gran oportunidad para el consumo consciente y recuerda: el tiempo tiene tanto valor que jamás lo encontrarás en las rebajas.