Qué puedes encontrar…
Un restaurante y bar rotundamente original desde el primer momento en el que entras en el local. La decoración es impresionante. Los techos decorados con flores o con figuras geométricas, las paredes llenas de teselas brillantes con el cuadro de Don Ramón mirándonos con sus gafas redondas y su barba, las vajillas y fuentes en las que sirven los platos o los vasos en los que sirven los cócteles…. Todo es un espectáculo.
La carta es especial y está muy rica. Al mando de los fogones un cocinero que ha trabajado en restaurantes como Fismuler o Club Allard. Las opciones son todas apetecibles y deliciosas. Entrantes buenos para compartir como las croquetas brutales servidas sobre un cerdo de oro, la burrata inyectada con una emulsión de albahaca y un bloody mery sin alcohol, el guiso de rabo de toro estofado con salsa teriyaki y una bechamel, el bao de pato servido sobre la tripa de un panda, el tataki de atún en una barca envuelta en humo, la tortilla al momento mezclada con una patata confitada y trufa, el pulpo a la brasa con parmentier de patata… Y si te quedan con hambre, lomo alto o arroz del señorito.
Los postres son otro punto imperdible con un tiramisú servido en una cafetera italiana, o el chocolate costrado con helado de violetas, o la tarta de queso fluida…
Otro imprescindible en Inclán Brutal Bar es la carta de cócteles. Son cócteles con alcohol y sin alcohol, algunos van servidos en vasos con tentáculos, en un Goya, en un huevo, en una cabeza de mono…
Lo mejor…
Es un lugar único y diferente. No hemos estado en otro así.
Siempre hay una pega…
Hay que reservar con mucha antelación porque suele estar a tope.
Apunte Yosílosé…
La carta se presta a compartir todo. Y si reservas prontito, ten en cuenta que te vas a tener que levantar para dejar paso al siguiente turno.
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